Resumen:
Las clasificaciones han sido un elemento inscripto en la historia de los avances de la biomedicina. Desde que Karl von Linneo publicó “Systema naturae” en 1735 hasta el proyecto genoma humano y sus sucesores, estos verdaderos catálogos de fenómenos complejos, resumen de alguna manera el conocimiento contemporáneo
sobre el tema. En la oncología humana, las clasificaciones han constituído hitos conceptuales sobre las características tumorales, así como un marco conceptual para implementar y sobre todo evaluar tratamientos. Los tumores del SNC son entidades de alta letalidad. Sus sistemas clasificatorios se originan en la así llamada escuela
iberoamericana de neurohistología de Cajal y Rio-Hortega y sistematizados por Bailey y Cushing.
Desde sus inicios, las clasificaciones intentaron
sintetizar los aspectos clínicos relativos a la
agresividad tumoral con aquellos histogenéticos.
Ambas visiones se fueron modificando con el
tiempo y siguen coexistiendo actualmente. La
Organización Mundial de la Salud desde 1970
ha reunido comités de expertos que elaboran los
conocidos “blue books”, una especie de estado del
arte sobre el tema. En la actualidad, los aportes de
la Biología Molecular han impactado de manera
rotunda sobre los tradicionales ordenamientos
basados en la morfología.